Robert Prevost, el nuevo Papa Leon XIV

Robert Francis Prevost Martínez, ahora conocido como el Papa León XIV, ha sido elegido como el nuevo sucesor de San Pedro. Su elección marca el inicio de un nuevo capítulo para la Iglesia, guiado por un líder con una vasta experiencia pastoral y una profunda formación teológica. Desde su primer mensaje, ha transmitido un llamado claro a la paz, el diálogo y la unidad. A continuación, te contamos quién es este nuevo Pontífice y compartimos los detalles de su primer mensaje al mundo.

Papa León XIV: una vida dedicada al servicio global de la Iglesia

Nacido en 1955 en Chicago, EE.UU., Robert Francis Prevost Martínez es de origen franco-italiano y español. Formado en matemáticas y filosofía en la Universidad Villanova, completó estudios teológicos en la Catholic Theological Union y obtuvo un doctorado en Derecho Canónico en Roma.

Ingresó a la Orden de San Agustín en 1977, fue ordenado sacerdote en 1982 y ejerció su ministerio en Perú y Estados Unidos. Fue prior provincial de su orden y luego prior general (2001-2013), liderando los agustinos a nivel global.

En 2014, el Papa Francisco lo nombró obispo en Perú, sirviendo como obispo de Chiclayo y administrador apostólico de Callao. En 2023, asumió como prefecto del Dicasterio para los Obispos y fue creado cardenal.

El 6 de febrero de 2025, fue elevado a cardenal obispo, y poco después fue elegido Papa, adoptando el nombre de León XIV. Es políglota, dominando seis idi¿Te parece bien para publicar o prefieres que ajuste algo más

Primer Mensaje del Papa León XIV

«¡La paz esté con todos ustedes!

¡Queridísimos hermanos y hermanas! Este es el primer saludo de Cristo resucitado, el buen pastor, que ha dado la vida por el rebaño de Dios.

También yo quisiera que este saludo de paz llegue hasta sus corazones y les alcance a sus familias y a todas las personas, donde quieran que estén, a todos los pueblos, a toda la tierra. ¡La paz esté con ustedes!

Esta es la paz de Cristo resucitado, una paz desarmada, una paz desarmante, humilde y perseverante, que proviene de Dios, de Dios que nos ama a todos incondicionalmente.

Todavía conservamos en nuestros oídos, esa voz débil pero siempre valiente del Papa Francisco que bendecía a Roma. El Papa que bendecía a Roma daba su bendición al mundo, al mundo entero, esa mañana del día de Pascua. Permítanme dar continuidad a esa misma bendición: Dios nos quiere, Dios los ama a todos y el mal no prevalecerá, estamos todos en las manos de Dios.

Por lo tanto, sin miedo, unidos y de la mano con Dios y entre notros vayamos adelante, seamos discípulos de Cristo, Cristo nos precede. El mundo necesita de su luz. La humanidad necesita de Él como puente para ser alcanzada por Dios, por su amor.

Ayúdense también ustedes, los unos a los otros, a construir puentes con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos todos para ser un solo pueblo siempre en paz.

¡Gracias al Papa Francisco! Quisiera también agradecer a todos mis hermanos cardenales, que me han elegido para ser el sucesor de Pedro y caminar junto a ustedes, como Iglesia unida, buscando siempre la paz y la justicia, buscando siempre trabajar como hombres y mujeres fieles a Jesucristo, sin miedo, para proclamar el Evangelio, para ser misioneros.

Soy un hijo de San Agustín, agustino, que ha dicho con ustedes ‘soy cristiano y para ustedes obispo y en este sentido podemos todos caminar juntos hacia esa patria que Dios nos ha preparado.

A la Iglesia de Roma un saludo especial. Debemos buscar juntos cómo ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construye puentes de diálogo, siempre abierta a recibir, como esta plaza, con los brazos abiertos a todos, a todos aquellos que necesitan nuestra caridad, nuestra presencia, el diálogo y el amor.

(En español) Y si me permiten también una palabra, un saludo a todos aquellos… En modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe, y ha dado tanto, tanto, para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo.

(Nuevamente en italiano)

A todos ustedes hermanos y hermanas de Roma, de Italia y de todo el mundo: queremos ser una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina, una Iglesia que busca siempre la paz, busca siempre la caridad, busca siempre ser cercana, especialmente a quienes sufren.

Hoy, el día de súplica a la Virgen de Pompeya, nuestra Madre María quiere siempre caminar con nosotros, estar cerca, ayudarnos con su intercesión y su amor.

Ahora quisiera rezar junto con ustedes, recemos juntos por esta nueva misión, por esta misma Iglesia, por la paz en el mundo, pedimos esta gracia especial de María, nuestra Madre.

Ave María»